
El Mesías sin rebaño
Nuestro iluminado libertario llegó a la ONU con su traje de predicador deluxe. ¿El resultado? Una sala vacía más rápido que la heladera en fin de mes. Su sermón: él es el único que sabe algo, los demás son todos ignorantes. Una humildad que conmueve.
El campo feliz (pero no tanto)
El regalo de las retenciones “voladoras de 72 horas” benefició a once exportadores que siguen brindando con champagne, mientras los productores quedaron masticando bronca y silo bolsa. El campo en pie de guerra, pero el gobierno en pie de siesta.
El relato mágico
Según el manual oficial: la pobreza baja, la inflación se derrite y la gente sonríe en las calles. Según la realidad: la pobreza sube, la inflación explota y la gente hace malabares para llegar a la esquina. Pero claro, lo importante es repetirlo en la tele hasta que parezca cierto.
Mileivicht y su casta fecal
La corrupción ya no necesita pruebas: alcanza con discursos místicos y conspiraciones de café. La confianza en el líder cae más rápido que un dron sin batería. Octubre se perfila como el Waterloo libertario.
Apoyo internacional (de cotillón)
Mientras tanto, en Washington, Trump y sus muchachos debaten si seguir bancando a este “Mesías corrupto” o invertir en algo más serio, como una máquina de churros. Hasta un senador se animó a decir lo obvio: apoyar a Mileivicht es como ponerle fichas al Titanic.
El futuro inmediato
«El salamin que no llega a jamón tampoco llega a diciembre”. Y tienen razón: ni peronistas, ni opositores, ni marcianos están listos para hacerse cargo. Si esto fuera un reality show, ya deberíamos votar por mensaje de texto quién lo reemplaza.
Epílogo divino: como sentenció un economista amigo del líder… SOLO DIOS LO SABE. Y si Dios está ocupado, que avise.